viernes, 30 de agosto de 2013

No hay acetaminofen para el dolor de País...

Como en todas las guerras y los conflictos, los que pagan son los inocentes, el que compra la papa a precios astronómicos, el que tiene su camión como único sustento, el residente de la calle de los enfrentamientos, el colombiano promedio que sale a trabajar y no le alcanza la plata, aquí pobres somos casi todos,  y casi todos sufrimos las consecuencias.

Pobre es el soldado que acaban de mandar a cazar a los manifestantes, pobre el güevon del ESMAD que muestra su poca educación y su origen criminal, atacando a sus padres y sus hermanos campesinos, pobres los ladrones y atracadores que aprovechan las manifestaciones para realizar saqueos, pobres los universitarios y desocupados que empañan todo con su vandalismo brutal, pobres los que siguen las marchas de los sindicatos interesados, pobres contra pobres, nos matamos a dentelladas, mientras arriba, están ellos mirándonos como dioses, moviéndonos como peones en el ajedrez, uno que muera, no importa.

Las oraciones de curas, pastores y lideres no servirán de nada, porque el pueblo lo que necesita es una solución real, nadie sabe que pasa en las negociaciones, nadie sabe porque se suspendieron, lanzan acusaciones, prometen, no ceden, lo cierto es, que este país puede empeorar, pero seguiremos igual, porque los pobres siempre seremos pobres, nuestro alimento es la esperanza, nuestro pago son los milagros, no somos dueños ni del cuerpo que hemos de sufrir, seguimos a quienes nos prometen el cielo, pero nos roban descaradamente, desde que Colon pisó tierra, todo lo que nos han dado es espejos por oro, y así seguirá siendo. Amen.

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