Lo de la tragedia de armero rememorada hoy
de hace 30 años no fue solo el nivel de amarillismo que proyectan los
noticieros, por lo menos a mí, que no me ponían filtros para ver las cosas, en
el primer televisor de pies de madera a blanco y negro de la época, me traspasó
más allá de cualquier vínculo espiritual o trascendente, soñé cada noche con
los caminantes en lodo, con los muertos de armero, y los horrores que sufrió
este lugar, esa pesadilla quedó grabada en mi mente a los cinco años, cuando no
podía olvidar los inmensos ojos negros de la niña que murió esperando ser
rescatada.
Lo de hoy hace 30 años, me recuerda que un
dios allá arriba, o varios dioses según la creencia, se sentaron a mirar como
un tempano gigantesco de hielo se mezclaba con lava ardiente, y se llevó árboles,
montañas, casas, hasta borrar un pueblo como en el que ahora vivo, Palmira, no
fueron personas cercanas a mí, no fueron mis hermanos, amigos, ni mis hijos,
pero era yo tan pequeño para entenderlo que en mi corazón guarde la tragedia
como propia, desde luego a los neuróticos nos encanta hablar de tragedia, y sentarnos
a ver todo lo malo con especial énfasis, a señalarlo y magnificarlo, me
pregunto con humor negro, porque hoy en google Colombia no hay doodle sobre la
tragedia, Belisario se sentó ahí, inerme, a ver cuánta gente moría, porque salía
muy caro rescatarlos, y mejor esperaba la ayuda extranjera que demoraba días en
llegar, Omaira no podía esperar, y ella prefirió irse al cielo de los
inocentes, o volver a la tierra, como pienso yo que son las cosas.
Luego de pensarlo varias veces, me reí de
nuevo, si esto hubiera pasado en estados unidos, todos tendríamos que ver
especiales bien hechos y documentados sobre una tragedia que pudo prevenirse y habría
una hermosa canción escrita por los mejores músicos sobre "todos somos
armero”, pero no, estamos en Colombia, tal vez Silvestre Dangong le dedique un
paseo recochero para cambiar los ánimos...
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